#BanaNOPlataSI

Fundamento

Un objeto cotidiano, sin ningún sentido o significado más allá del determinado por su función, naturaleza, el uso al que está destinado o por el que fue producido, se transforma en una obra de arte cuando pasa por las manos del artista.  

Fue Duchamp el precursor de este concepto, para citar ejemplos icónicos de su trabajo y de referencia obligada podemos nombrar "La rueda de bicicleta", "La fuente" o "El gran vidrio", dando lugar a los ready-made y la idea de que todo puede ser una obra de arte cuando el objeto es tomado o combinado por el artista y su producir poético los expone en una forma y contexto, dándoles el sentido de mostrarnos su conocimiento, no ya como elementos útiles (la utilidad de su función y razón en virtud de la cual son producidos y/o adquiridos) sino en tanto obras de arte, una dimensión y categoría que separa al objeto de su funcionalidad práctica y lo proyecta a la categoría de operación del artista, resultando obra por la sola intención o presencia de éste.

Es en o con ese sentido que surge el proyecto #BanaNOPlataSI, una obra que se realiza en presente y tiene diferentes etapas, técnicas y soportes, que además constituye un intento de participación y realización colectiva.  No estuvo ajeno el azar en su composición o surgimiento, incluyó la participación de público y el concurso de otros artistas y colaboradores en las distintas etapas de su evolución.

#BanaNOPlataSI no es una obra terminada, quizás simplemente se interrumpa en algún momento y deje de suceder.  

Contexto

Desde hace algunos años la ciudad donde vivo, Buenos Aires, está recibiendo una nueva ola de inmigrantes provenientes de Venezuela, que se han sumado a la gran cantidad de jóvenes procedentes de distintos países latinoamericanos que en los primeros 15 años del milenio la eligieron para iniciar, continuar o completar sus estudios terciarios y universitarios, cambiar el estilo de vida o la calidad, experimentar una sociedad que aparenta ser más abierta y tolerante, etc. 

Es algo inherente a "ser" Buenos Aires el resultar destino y lugar de residencia de diferentes colectividades, a lo largo de su corta historia.  La inclusión de lenguas, costumbres, culturas y etnias de muchos diversos orígenes han enriquecido nuestra colorida comunidad desde fines del S XIX y a lo largo de todo el S XX.  Obviamente esto nos marca, nos determina y nos va dando una identidad que tiene registros en el habla, comida, fisonomía, hábitos, carácter y sonido, los colores y el arte, en síntesis, toda la poesía porteña.  La mayoría nacimos aquí y crecimos con costumbres ancestrales de ultramar, "de los abuelos", que terminaron siendo habituales y características locales.

Buenos Aires es Argentina y también es mundo, esa es su riqueza, su color, su ruido y su pena.  Les porteños, en su mayoría hijos, nietos o bisnietos de estos inmigrantes, han adquirido una nostalgia por algo que no les es, no son y no conocen ni les pertenece, pero añoran como si tuvieran que volver a donde nunca estuvieron o recuperar lo que jamás dejaron o perdieron.  "Descendientes de los barcos" se nos llama y nos llamamos, para graficar nuestra ascendencia mayoritariamente europea, justificándonos y presumiendo por ello.  Somos un tango, con su ritmo, su sensualidad, su queja.  

Nos cruzamos con etnias, acentos y costumbres "importadas" por sus portadores migrantes, que han llegado aferrados a sus raíces a una ciudad que no les impone ni les objeta su cultura, sino que los acoge receptiva, curiosa y ávida de mostrarse mundana, cosmopolita, curiosa y un tanto snob. Es así como podemos ver que los grupos que se van instalando en diferentes barrios, con los años van modificando su entorno plástico y recreando una nueva identidad, propia del barrio y de la ciudad, que muta y se adapta, a la que nos adaptamos todxs.  Una ciudad que sin dejar de ser comienza a ser otra donde se van haciendo lugar productos, lugares de reunión, modismos, música, festejos, vidas.  De este modo van apareciendo productos que no eran habituales o no están incluidas en la dieta típica de esta parte del mundo, etc.

Buenos Aires es y deja de ser todo el tiempo, seduce y expulsa, se adapta y te adapta, muta para volver a ser la misma, siendo otra igual de familiar y reconocible. 


Caja de plátanos maduros en Palermo, Buenos Aires
La obra

Una mañana de enero, verano en esta parte del casi el fin del mundo, caminaba por la vereda con cierto apuro cuando paso por delante de un comercio (una tienda o almacén, depende donde estén leyendo) que ofrece artículos venezolanos, harinas para arepas, quesos, frijoles, "Maltín", etc. Todos envasados. Me detuve cuando veo en el piso junto a la vidriera una caja con plátanos amarillos, maduros, hermosos y voluptuosos, con un color maravilloso.  Tuve el impulso inmediato de tomarles una foto, con el permiso del tendero caribeño, y quedarme con el registro de esas formas hermosas y esos colores que ya están formando parte de la vida y las costumbres de los porteños.

El plátano es un fruto que aquí no tenemos incorporado a la dieta, o no teníamos, es como una banana (banano para nuestros hermanos colombo venezolanos) pero es más grande, fibroso, con una cáscara más gruesa y dura, es imposible de comer crudo porque es seco, duro y astringente.  Se consume verde, en guisados o frito como "patacones" / "tostones", y maduro (dulce) frito en tajadas o asado, esas son las formas más populares que conozco entre colombianos y venezolanos, es típico del norte de Sudamérica, Centroamérica y el Caribe en general.  

En nuestras fruterías y verdulerías empezaron a aparecer verdes, que es como más se lo consume para hacer los famosos patacones o pataconas.  Obviamente esto es un indicador de la variación en la composición de la población y de cómo esa población variada nos va enriqueciendo las costumbres, los gustos y la cultura.  

Volviendo a la foto, después de tantos años de vivir en el barrio de Palermo, tan sensible a los cambios y las tendencias, lugar donde se combinan turistas, inmigrantes, jóvenes trendy, viejos del barrio "de toda la vida" y muchísimos nuevos vecinos que llegaron migrando, entre los que últimamente preponderan algunos colombianos y muchísimos venezolanos, con sus plátanos verdes y maduros. 

Los maduros, en esta parte del mundo, son más difíciles de conseguir y es común ver a nuestros vecinos extranjeros apresurarse a comprarlos cuando los ven en un punto que ellos consideran ideal y añoran, porque aquí sí se ven cada vez con mayor frecuencia los verdes o los que ya están pasados.  Conocedor de esas nostalgias del desarraigo, al pasar junto a una caja de amarillos y turgentes plátanos, en un punto ideal de madurez y frescura, no pude más que retratar la imagen y comprar un par de frutos, para alegrar a un colombiano que amo.

El lado "artista" de mi cerebro empezó a jugar con la imagen y el lado goloso con la cena que podríamos hacer con ellos.  Así que propuse en mis redes sociales un juego, arriesgando con picardía a que mis compatriotas quizás los confundirían con bananas y tratando de explorar la creatividad colectiva, funcionando como tal.  

Fue muy divertido y de allí surgió la idea, un poco inducida por mis ganas, de intervenir un plátano y todo lo que podría derivar de esa intervención, su registro y el destino de esas imágenes. Para entonces los plátanos habían dejado de ser un "objeto" de la naturaleza, cotidiano, con la función de alimento, para transformarse en arte y parte de un proyecto con participación comunitaria y del que no imaginaría su alcance.

Una de las propuestas tomó el guante de la intervención y la redobló, "intevenilo y sacale fotos, luego hacé remeras", entonces se me ocurre que el propósito sea, además, que el arte salga a las calles y circule, se multiplique y sea parte de todos los que quieran usarlo, lo puedan ver todos y que todos juntos, artista y multiplicadores, seamos parte de una obra mayor, que sucede en presente todo el tiempo.  

De esta forma se produce una síntesis y combinación entre la exploración de las influencias culturales, los interrogantes o reacciones que puede provocar llevar el arte a un objeto trivial y cotidiano, efímero, o elevarlo a la categoría de pieza artística y la idea de realizar una obra participativa que exceda el soporte, el acto íntimo o solitario de creación, y se componga de manera colectiva, para exponerse y multiplicarse del mismo modo, enredándose y expandiéndose en el tejido social, haciendo del arte un fenómeno de apropiación y difusión colectiva, con los espectadores como participantes, usuarios y difusores del hecho artístico, mientras lo crean y recrean continuamente, dando testimonio gráfico e incluyéndose como parte de un colectivo amplio, diverso y disperso.

Así empecé a intervenir el fruto y jugar con las palabras, significantes, que surgieron durante el juego con el público de las redes sociales. "Banana", "no, es un ´banano´", "plátano", "no es lo mismo plátano que banana?", "banano o banana"...  

Los significantes son muy interesantes, especialmente cuando usando la misma lengua tienen significados 'sociales' tan diferentes y ni hablar si le añadimos la subjetividad.  En estas latitudes no se usa 'banano' sino banana, pero el 'no' de banano se me hacía negación y si estábamos hablando de que no era esa fruta sino un plátano, que se le parece pero no es, me hizo gracia condensar los significantes y negar uno usando el otro, usando la misma lógica 'plátano' termina en 'no' y con el criterio anterior jugaría como negación de 'plata' que aquí, en el Río de la 'Plata', significa dinero, algo que de ninguna manera nos podemos dar el lujo de negar en estas épocas de crisis post neoliberal y pandémica, de hecho necesitamos hacerla fluir y que se distribuya, así que... 'plata' SI!! 

De esta forma, jugando, pintando y escribiendo sobre el soporte (el fruto intervenido) quedó consolidado un nuevo aspecto del proyecto, que es el hashtag #BanaNOPlataSI con el cual se abre la evolución de la obra, su exhibición y multiplicación, saliendo del ámbito íntimo y privado del momento de creación, venciendo la finitud del soporte vegetal y efímero, para superar la descomposición y crecer en con la participación pública que da la herramienta de una "palabra clave" con la que una comunidad se puede unir en un tema que le interesa y formar parte de una movida o un proyecto.  

El proyecto

#BanaNOPlataSI hoy es de todos aquellos que quieran formar parte, usando una imagen, aportando una propuesta, comprando una reproducción, exhibiendo una prenda con la reproducción, fotografiando a alguien utilizándola, etc., etc., etc.  Las posibilidades para mí como artista que suelta el proyecto y se lo entrega a la comunidad y para el colectivo que se sienta convocado o interpelado por la propuesta son infinitas, esto recién empieza.

       

#BanaNOPlataSI es un emergente espontáneo, imprevisto, intuitivo, autogenerado prácticamente, es un experimento social y artístico por medio del cual todos intervinimos un objeto cotidiano, sin mayor valor y razón de ser que su "función" biológica y alimenticia, para transformarlo en arte, pero además y a partir de esa intervención plástica con sello y firma, se multiplicaron las formas de arte y la participación en la gestión o producción de esas formas, dando lugar a otra propuesta que siempre he formulado, la de que "todos podemos ser artistas" y a veces los artistas hacemos arte.

#BanaNOPlataSI no es sólo un hashtag de redes sociales o el título de una obra, es una convocatoria a sumar participantes y participación a través de esta herramienta de "etiqueta" para publicar en redes sociales la integración de participantes con propuestas o simples registros de su reproducción (en prendas, objetos o láminas) en diferentes lugares donde los usen o expongan, situaciones y hasta propias intervenciones.

#BanaNoPlataSI desafía las convenciones técnicas y al ser intervenido un objeto reconocible, con forma, nombre y función, con "figura", por la obra abstracta de un artista plástico, termina resultando una imagen y composición figurativa de un pintor abstracto. Se borran los límites entre las clasificaciones y se hace indeterminada la composición y conclusión de la obra, es una pintura? es escultórica? fotográfica? son reproducciones seriadas? es una performance? es una obra conceptual colectiva? un proyecto social? es un recurso de marketing? Todo eso y ninguno en sí mismo.

A los que llegaron hasta aquí, muchas gracias!!  Los invito a formar parte de esta propuesta que inicia con este proyecto y creemos que va a tener muchas etapas capítulos y nuevas ideas.

#BanaNOPlataSI trasciende las fronteras, las diluye y disuelve, pretende exponer el fenómeno de integración a partir de lo singular o subjetivo, de las identidades diversas y las culturas combinadas.  Es una apuesta a la convivencia, la democratización del arte y la dignificación de lo popular a partir de una propuesta de acción colectiva, en cualquier parte del planeta, en cualquier momento, mientras suceda y haga que suceda la obra, en presente.  

#BanaNOPlataSI es simple, ambiciosa, interroga e incomoda, es contemporánea y conceptual.  No es buena ni mala, puede gustar o no, pero no fue concebida para caer en esas categorías.  No es una banana, no es plátano, no es una prenda o un logo, es arte y es de quien quiera ser parte.

Sumate con tu #BanaNOPlataSI en las redes, escribí, proponé y preguntá.  Abrazos!!


Sergio Pino

Artista plástico

@sergiopinoart

sergiopinoart.com

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